La humanidad es la única cosa que todos tenemos en común.

Porque es tan importante sentirse valorado por ser un humano y no solo un profesional? Más al fondo, porque es tan importante (y tan difícil) desarrollar una cultura empresarial sana y humana?

Porque como dice nuestro amigo Peter Drucker, la cultura se come la estrategia para el desayuno. Justamente por eso.

Es fácil? No, nada que importa es fácil. Pero sí que vale la pena. Al menos intentarlo.

Pertenezco a la generación tan curiosamente llamada ‘Millenials’ y una de nuestras características principales es el, también curiosamente llamado, ‘job hopping’. Cambiamos trabajo como zapatos, eso es. Cada seis meses, a lo mejor cada año, nos aburrimos y recogemos nuestras ambiciones y expectativas no cumplidas para hacer la maleta (de menos de 20kg siempre porque Ryanair no deja facturar más) y irnos corriendo. Con las mismas esperanzas de siempre.

Han empeorado entonces los sitios de trabajo y por eso se han vuelto tan insoportables? Creo que no. Lo que ha cambiado somos nosotros. Somos la primera generación en la desesperada búsqueda de su propósito, de su valory su misión en esa tierra, más allá de beneficios económicos. Valoramos estabilidad financiera, pero no es suficiente. Queremos tener impacto, cambiar el mundo, crecer y luchar por algo más grande cada día.

Nosotros hemos cambiado, pero la mayoridad de empresas no. Por eso tenemos el problema, o al menos ese inconveniente, de que después de 6 meses, lo que consideramos un tiempo suficientemente largo para haber impactado nuestro entorno de una manera revolucionaria, nos vamos. A ver qué tal la siguiente.

It doesn’t make sense for millennials to pursue profit during the week and purpose during the weekend. 

He trabajado en unas oficinas abiertas, luminosas, llenas de frutas, organic raw cookies, hípster bebidas y espumadores de leche. Si, he salido corriendo. Porque? Porque muchas de esas oficinas son de todo menos humanas. Se olvidan que las personas son personas, que necesitan conectar uno con otro y que ahora mismo también necesitan ese ‘algo más’. Ese algo más que les permite quedarse con el sentimiento de tener el impacto deseado, de acercarse a sus objetivos individuales.

La pregunta ya no es cómo atraer el talento, sino, ¿cómo retenerlo? ¿Cómo hacer que los “Millenials” quieran quedarse y aportar su mayor motivación y creatividad?

La única manera de hacerlo es alinear el propósito de la empresa con el propósito individual de sus trabajadores. Mostrar que a parte de ser profesionales, somos humanos, aquí mismo, en esa oficina importa quién somos (sin confundir la pregunta ‘quien eres’ con la de ‘que haces’), importa que pensamos y en que creemos.

La humanidad es algo que todos tenemos en común, da igual de dónde vienes y a dónde vas (y también si no lo tienes claro).

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